Por Ramiro Diaz

La tensión en la final de la Copa del Rey entre Barcelona y Real Madrid llegó a niveles extremos en los últimos minutos del partido. Con el marcador 3-2 a favor de los culés y el pitido final que confirmó la victoria para el equipo de Hansi Flick, la frustración de los jugadores del Real Madrid era evidente. Sin embargo, lo que realmente encendió la chispa fue la reacción de Jude Bellingham.
Cuando el árbitro Ricardo de Burgos Bengoetxea dio por concluido el partido, Bellingham, visiblemente molesto por la derrota y el desarrollo del encuentro, se dirigió de inmediato hacia el árbitro. Con el rostro lleno de rabia y descontrol, el mediocampista inglés intentó acercarse al árbitro de forma directa, dejando claro que no estaba conforme con las decisiones tomadas a lo largo del partido. La reacción fue tan inesperada y agresiva que varios compañeros de Bellingham, junto a personal del Real Madrid, tuvieron que intervenir para evitar un enfrentamiento físico.
Este incidente se suma a las tensiones previas al partido, donde el Real Madrid había lanzado duras críticas al arbitraje, sugiriendo que las decisiones arbitrales podrían haber afectado el curso del partido. Sin embargo, el comportamiento de Bellingham al final del encuentro fue lo que robó todas las miradas, dejando claro que la frustración por la derrota ante su eterno rival, el Barcelona, estaba llevando a los jugadores del Madrid al límite.
La tensión en el vestuario del Real Madrid ha alcanzado niveles máximos. A pesar de la derrota, el equipo blanco deberá reflexionar sobre sus actuaciones y sobre el papel que jugó el arbitraje en la final. Por otro lado, el Barcelona, con una victoria épica, celebra un título más y mantiene su dominio en el fútbol español.

13/05/2025

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