Por Ramiro Diaz

El Real Madrid quedó eliminado de la Champions League a manos del Arsenal con un global contundente de 5-1. Tras el 3-0 en Londres y el 2-1 en el Bernabéu, la herida va más allá del resultado: Kylian Mbappé, fichaje estrella y gran esperanza del madridismo, firmó su peor serie europea desde que es profesional.
En los cuatro partidos que disputó en los octavos y cuartos de final —ida y vuelta—, Mbappé no marcó ni asistió. Cero goles. Cero pases decisivos. Cero influencia real en los momentos de máxima exigencia. Una estadística demoledora para un futbolista llamado a liderar el futuro del club blanco.
La decepción entre los hinchas es evidente. Si bien el francés mostró destellos y esfuerzo, nunca pudo imponer su jerarquía. En una competición donde las figuras suelen marcar la diferencia, su silencio fue tan notorio como preocupante. Ni ante el Atleti ni frente al Arsenal logró dejar huella.
Para el madridismo, esta eliminación no es solo una derrota deportiva, sino un golpe anímico. El equipo fue superado táctica y físicamente por un Arsenal que aprovechó todas sus oportunidades y castigó sin piedad. Mbappé, en cambio, se perdió en el planteo rival, sin respuestas ni rebeldía.
Este tramo de Champions deja más preguntas que respuestas: ¿está realmente adaptado al sistema? ¿Siente el peso del escudo? ¿O simplemente fue una mala racha? Lo cierto es que la presión no hará más que aumentar de aquí en adelante.
El fichaje más esperado del siglo no pudo responder cuando más lo necesitaban. Con el Real Madrid fuera de la Champions, el balance es claro: Kylian Mbappé deberá demostrar mucho más si quiere ser leyenda en el Bernabéu.

13/05/2025

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