Que fue de la vida de Gravesen, polémico ex futbolista del Real Madrid

Si hablamos de lo estadístico el paso del danés Thomas Gravesen por el Real Madrid Club de Fútbol debió ser olvidado rápidamente. La Casa Blanca había invertido cerca de 4 millones de euros para traer a un mediocentro de jerarquía en 2005.  En un año y medio, el zaguero jugó 49 partidos, marcó un gol, no ganó ningún título. Pero quedó en la memoria popular porque se tomó a golpes de puño con un compañero, se enfrentó con los referentes del vestuario, y patentó una jugada inédita.

"Su comportamiento es así, y no me gusta, todo debe hacerse como él quiere que se haga", sostuvo Fabio Capello, entonces entrenador de aquellos días de los merengues, días antes de que se anunciara su desvinculación del club. En los días previos se había tomado a golpes de puño con su compañero Robinho. En una secuencia que fue rápidamente capturada por los fotógrafos presentes, quedó abiertamente expuesta y forzó su salida de la institución. 

"Una vez trajo una pistola de paintball al entrenamiento y empezó a disparar a todo el mundo", rememoraba su ex compañero del Everton James McFadden. "La habitación de los fisios estaba al lado de un campo de entrenamiento. El fisioterapeuta estaba corriendo con los jugadores lesionados cuando Tommy apareció con fuegos artificiales y un gran cohete y disparó hacia él", agregó. En 2009, luego de haber quedado libre del Celtic, de Escocia, Gravesen se retiró a los 32 años. El exfutbolista se mudó a Las Vegas en donde invirtió sus ahorros. Su fortuna supera hoy los 100 millones de dólares, lo que lo revela como un gran inversor. Más hábil para las finanzas que para el manejo del balón.

Cómo se llamó la famosa entrada que hizo en un partido con la rodilla

Un día, el futbolista danés inventó un amague que consistía en apoyar la rodilla en el césped en velocidad, amagar a darle un puntazo a la pelota, pero inmediatamente levantarse y continuar con el control. Toda esa maniobra sucedía mientras la sangre se apoderaba de su pierna apoyada en tierra. El movimiento alocó a los aficionados merengues, fue apodado como "La Gravesinha" y aún al día de hoy sigue siendo recordada entre los fanáticos de la Casa Blanca.