No es Messi, comparan a Lewandowski con uno de los ídolos maximos de la historia de Barcelona

Finalmente Robert Lewandowski abandonó Alemania y llegó a Miami (donde el equipo se encuentra actualmente) generando una euforia enorme que se desató alrededor de un Barcelona que está muy ilusionado con su llegada de cara a la próxima temporada para mejorar el equipo comandado por el entrenador español, Xavi Hernández. 

Para más noticias del FC Barcelona:

Insólito, el pedido de Dembélé a Barcelona que dejó sin palabras a Xavi y sus compañeros
 

Al ver este impacto que generó su llegada en los hinchas, rápidamente comenzaron las comparaciones y la más cercana de todas, se dio con el mismísimo Ronaldinho Gaucho, quien allá por el año 2003 llegó a un FC Barcelona que estaba sumamente conmocionado con su llegada al equipo para esa campaña. 

Ronaldinho fue aquel verano la vitamina de optimismo que precisaba un Barça que navegaba entre tinieblas, alejado de los grandes tras acumular cuatro temporadas sin un triste título y a quien Joan Laporta presentó como la estrella mediática sobre la que debía reconstruirse el club de cara a los próximos años.

Por más de que llegaron en momentos distintos de sus carreras, ya que el brasileño llegó con solo 23 años y el polaco lo hace un mes antes de cumplir los 34, el FC Barcelona entendía ahora la misma necesidad imperiosa de regalar a sus aficionados el fichaje de un futbolista con indiscutible impacto mediático, con una probada efectividad futbolística y capaz de provocar entre la hinchada un revuelo como el que se dio en estos días. 

Lo cierto es que será muy difícil pensar que Lewandowski podrá darle al FC Barcelona las mismas alegrías que un Ronaldinho que vivió su mejor momento futbolistico dentro del club. Sin embargo, de momento ambos han causado la misma alegría e ilusión en los aficionados culés, algo que en este momento no es para nada sencillo.

Para más noticias del FC Barcelona:

Barcelona lo pagó 15 millones de euros, le faltó el respeto al club y se retiró en China sin pena ni gloria