La Liga

Los cinco estadios de Atlético Madrid

Luego de una vida moviendo su casa, el conjunto colchonero disfruta del Wanda Metropolitano.

Por Tomás Valle

Luego de una vida moviendo su casa, el conjunto colchonero disfruta del Wanda Metropolitano.
Luego de una vida moviendo su casa, el conjunto colchonero disfruta del Wanda Metropolitano.
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La historia lo ha movido de sitio en reiteradas oportunidades, como queriendo encontrar el lugar idóneo para un club que iba marcando camino. La trayectoria futbolística del Atlético Madrid no está cargada únicamente de logros, de momentos emotivos y de crecimiento, sino que también tiene un capítulo aparte para lo que fue su casa: cambió cinco veces de estadio.

Caminando por las calles de Hellín o Rosas, luego de tomar el transporte durante poco más de una hora, es posible toparse con la Avenida de Luis Aragonés. Si se sigue esta ruta, habrá un momento en que aparezca frente a la vista un imponente Estadio, ultimado con la más alta tecnología y que albergó importantes eventos del mundo del fútbol, el Wanda Metropolitano.

Fue inaugurado el 16 de septiembre de 2017 en lo que resultó una fiesta para toda la afición. No solo porque en esa oportunidad el equipo salió vencedor, sino porque el espectáculo de apertura no privó de nada al público. Fuegos artificiales, luces, musicalización y más de 68 mil butacas para darle la bienvenida a un estadio que llegó para quedarse.

La historia del Atlético Madrid es la de una institución que ha ido creciendo paso a paso. Desde aquel apodo de “colchonero” que comenzara en el lenguaje popular y fuera instalado en la prensa y dejarlo para siempre, hasta títulos nacionales, luego títulos internacionales, y muchas mudanzas. El primer campeonato nacional obtenido fue en la temporada de 1930/40, comenzando una seguidilla que lo tendría campeón hasta 50/51.

Después, tendría que esperar 10 años para volver a proclamarse vencedor de su país, al ganarle por tres a uno al eterno rival, el Real Madrid. Ese envión trajo logros a nivel continental, como la Recopa de Europa o la Copa Intercontinental. El “Aleti” crecía y, mientras tanto, cambiaba de sede.

En total, fueron cinco los campos que hicieron las veces de su casa madre. El primero fue el campo del Retiro, un terreno pasto sin vallas siquiera, pero que aparentemente para la época sí resultaba un estadio avanzado. Nada menos que diez años disputaron encuentros en el Retiro, hasta que la popularidad propia de un deporte que no paraba de crecer obligó a hacer las valijas.

Es así que de 1913 a 1923, otros diez años, ir a ver al Atlético de Madrid (en ese entonces todavía llamado Athletic Club de Madrid), significaba ir al Campo de O’Donnell, una sede muy novedosa para la época, esta vez con vallas y capacidad para 10 mil espectadores. El Campo era noticia, ya que allí también se practicaban deportes como béisbol. Tan así resultaba, que en 1921 la ciudad de Madrid albergó por primera vez un partido internacional.      

Stadium Metropolitano, así se nombró a la siguiente casa de la institución colchonera entre 1923 y 1966, que seguía en su ambicioso camino de reinventarse y no solo garantizar un mero partido de fútbol, sino también un buen espectáculo para la afición. El Metropolitano fue un salto grande en ese recorrido, ya que ampliaron el aforo a 20 mil asientos y con una estructura llamativa para la época. Allí nace la conocida “gradona”, ese espacio que había quedado detrás de uno de los arcos y en el que los fanáticos observaban el partido.

Paso siguiente en la historia del club sería construir un estadio que para el ’82 fue una de las sedes de la Copa Mundial, el recordado Vicente Calderón. Que, en realidad, en sus inicios no se llamaba así sino Estadio Manzanares. Ocurrió que para el ’66 el entonces presidente de la entidad, Vicente Calderón, inauguró el Manzanares.

Fue un desarrollo que se instaló a las orillas del río homónimo, en un impulso nuevamente pensado fundamentalmente en la afición. Zona y tribunas nuevas para un Atlético Madrid que había ampliado su popularidad en el país. En 1971, en honor al mandatario y todo lo que había hecho por la institución, la casa colchonera pasa a tener su nombre.

El  último escalón fue (y es) el Wanda. Una mega obra con infraestructura de primer nivel, pensada una vez más para albergar espectáculos de fútbol. No es solo lo que sucede estrictamente en el terreno de juego, sino que también se trata de que el aficionado se lleve una buena experiencia.


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