Por Roberto Alonso
El Real Madrid sumó tres puntos importantes en su lucha por el título de La Liga, pero la victoria dejó un sabor agridulce en la boca de muchos aficionados, incluido este madridista que escribe. A pesar del resultado positivo, el juego del equipo volvió a dejar mucho que desear, confirmando una tendencia que se repite semana tras semana.
La conclusión es clara: este Real Madrid no juega a nada. Dependemos exclusivamente de las individualidades de nuestros jugadores estrella. Un día es Mbappé, otro Vinicius, Bellingham o Rodrygo quienes nos salvan con una actuación individual brillante. Pero como equipo, somos la nada más absoluta.
Es innegable que contamos con una plantilla repleta de talento. Mbappé, Vinicius, Bellingham y Rodrygo son jugadores capaces de desequilibrar cualquier partido. Pero el fútbol es un deporte de equipo, y cuando este no funciona, las individualidades no siempre son suficientes.
Ante el Rayo Vallecano, volvimos a ver un Real Madrid sin ideas, sin un plan de juego definido. El equipo se mostró incapaz de generar ocasiones de gol con fluidez, y solo la inspiración de Vinicius y Mbappé nos permitió sumar los tres puntos.
La falta de identidad y estilo de juego es una de las principales preocupaciones de este madridista. No sabemos a qué jugamos. No tenemos un patrón de juego definido, una idea clara de cómo atacar y defender.
En defensa, somos un equipo vulnerable, que concede demasiadas ocasiones al rival. En ataque, carecemos de creatividad y profundidad. Nos cuesta mucho generar peligro cuando el rival se cierra atrás.
Esta dependencia de las individualidades y esta falta de identidad me generan una gran preocupación de cara al futuro. ¿Qué pasará cuando Mbappé, Vinicius, Bellingham o Rodrygo no tengan su día? ¿Seremos capaces de ganar partidos cuando nuestros jugadores estrella no estén inspirados?
Para aspirar a ganar títulos importantes, necesitamos un equipo que funcione como un bloque, con una idea de juego clara y definida. Necesitamos un equipo que sea capaz de dominar los partidos, de generar ocasiones de gol con fluidez, de defender con solidez.
A pesar de mi inconformismo, no pierdo la esperanza. Confío en que Ancelotti y los jugadores sean capaces de encontrar la fórmula para que el equipo funcione como un bloque. Confío en que seamos capaces de desarrollar un estilo de juego propio, una identidad que nos haga reconocibles.
El Real Madrid es un club exigente, y los aficionados madridistas no nos conformamos con ganar de cualquier manera. Queremos un equipo que juegue bien, que nos haga disfrutar, que nos haga sentir orgullosos.
Espero que este mensaje sirva para reflexionar y para que el equipo tome conciencia de la necesidad de mejorar su juego. Porque ganar está bien, pero jugar bien es aún mejor.
18/04/2025
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