Messi, una historia con la Selección sin demasiados finales felices

Para empezar a hablar del vínculo de Lionel Messi con la Selección Argentina hay que ser justos: el rosarino sí ganó títulos. Fue cuando todavía no llegaba a los 23 años, seguramente una etapa en que las presiones por cargarse el equipo al hombro y satisfacer a un país entero no existían.

En el palmarés de Leo figuran dos trofeos obtenidos: el primero fue en el Mundial Sub 20 de 2005, con aquel equipo dirigido por Francisco Ferraro y que tenía en la plantilla a jugadores como Pablo Zabaleta, Fernando Gago, Lucas Biglia y Sergio Agüero, entre otros. Ese torneo disfrutó de un Leo brillante, que deslumbró tanto en cancha que se terminó quedando con el Balón de Oro como premio al mejor jugador, y también con el Botín de Oro como premio al máximo goleador (hizo seis tantos).

El segundo título que ganó Lionel Messi con la Selección se dio en 2008, en los Juegos Olímpicos de Beijing, formando parte de un conjunto que, como establece el reglamento, tenía su mayoría de futbolistas dentro de la categoría sub 23, y solo tres jugadores superaban esa edad. Los “grandes” eran Riquelme, Pareja y Mascherano, mientras que los pequeños eran futuros cracks: Agüero, Lavezzi, Di María, Banega, Acosta y más.

Con esta plantilla Argentina se colgó la medalla de oro en el cuello y la corona de flores en la cabeza, porque luego de dejar a Holanda, Brasil y Nigeria, culminó unos Juegos casi perfectos. Juegos que, aunque sin saberlo, serían el último título que ganaría la “Pulga” con la camiseta de su país.

Lo llamativo de no haber vuelto a salir campeón, se sostiene en dos razones: por un lado, las estadísticas estratoféricas que no para de cosechar desde 2009 en Barcelona, ganando campeonatos y distinciones personales hasta el hartazgo. Por otro lado, que en la Selección cuenta a su lado con futbolistas que brillan en sus clubes, y que además los conoce desde pequeños, cuando, justamente, fueron campeones sub 20.  

Lo cierto es que en la trayectoria de Lionel Messi han pasado largas competiciones internacionales y varias veces, incluso, hasta llegar a la final. Pero el grito de campeón, por ahora, viene quedando ahogado. En su historia ya transcurrieron el Mundial 2006, la Copa América 2007, el Mundial 2010, la Copa América 2011, el Mundial 2014, la Copa América 2015, la Copa América Centenario y el Mundial 2018. Puede sonar increíble, pero no ganó ninguno de esos torneos.

En la gran mayoría de esas competiciones, además, formó un equipo que verdaderamente generó expectativas y con herramientas para coronarse como el mejor. En algunas, Argentina quedó a mitad de camino, pero en otras, cuatro en particular, llegó a la final y no pudo.

En ese sentido la primera gran frustración fue en la Copa América 2007. La Selección comandada por el “Coco” Basile gustaba y goleaba, y arrollaba a cualquier rival que tuviese enfrente. Leo, todavía jovencito, hizo dos goles y dos asistencias en total y se ganó la titularidad en un plantel que llegó a la final con expectativa, pero que fue vapuleado tres a cero por Brasil.

En la línea temporal vendría luego la final del Mundial, contra Alemania. Messi, ya maduro y con la cinta de capitán bajo el brazo, fue elegido esa competición como el mejor jugador. Su equipo, dirigido por Alejandro Sabella, jugó todos los partidos posibles. Incluso la final, contra los poderosos de Europa y contra quienes merecieron ganar, pero que finamente perdieron por uno a cero.

Paso siguiente, la final de la Copa América 2015. Tres asistencias, un gol y juego discreto pero efectivo. Argentina llegaba motivada al partido, pero no pudo con Chile en los 90 minutos así que tuvieron que ir a los penales. Nueva derrota.

 La última perdida fue al año siguiente, en la Centenario. Otra vez las expectativas, otra vez jugadores estrellas, otra vez Leo brillando en Catalunya. Lionel Messi hizo una buena Copa, anotando cinco tantos y brindando cuatro asistencias. Pero nuevamente Chile en la final y nuevamente los penales: la Selección volvía a quedarse con las manos vacías.

El astro continúa dándole estrellas a Barcelona y no se cansa de romper récords. Antes del retiro, le falta un final feliz con la Selección Argentina.