Por Tomás Valle

Como es habitual en cada Clásico, el encuentro por la semifinal de vuelta de la Copa del Rey entre el Barcelona y el Real Madrid tuvo muchas polémicas arbitrales que podrían haber sido sancionadas. El árbitro Martínez Munuera estuvo en el ojo de la tormenta luego de las decisiones que tomó en el Spotify Camp Nou.
Es que el Barcelona protestó un posible penalti sobre Robert Lewandowski que habría cambiado el resultado del encuentro. Momentos antes del descanso, el polaco acudió al rechace de su propio disparo tras la gran atajada de Courtois. Aunque antes hubo una polémica por una mano de Alaba en su área, aunque esa no era sancionable dado que tenía la mano apoyada en el césped.
Lewandowski se sumó a la disputa del rebote que dejó en el aire el arquero belga y fue derribado por David Alaba y Eduardo Camavinga, pero el colegiado decidió no señalar pena máxima. La jugada quedó en nada y Munuera Montero señaló más tarde el descanso con 0-1 en el marcador a favor de los dirigidos por Carlo Ancelotti.
Lo que generó polémica también es que luego de esa jugada llegó el primer gol del partido que repercutió en la mentalidad de los jugadores culés, porque estaban jugando un gran partido y ese tanto de Vinicius con un excelente contragolpe significó un baldazo de agua fría. A partir de ahí, comenzó la debacle del Blaugrana.
La realización del partido no mostró ni una repetición sobre la acción, algo que ha indignado y mucho a la afición barcelonista. De haber pitado penalti, el partido podría haber cambiado radicalmente. Ya en la segunda mitad, el Real Madrid le daría la vuelta a la eliminatoria con tres goles más. Benzema convirtió un hat-trick y Vinicius se sumó a la fiesta para completar la goleada de los cuatro tantos.

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