Por Tomás Valle

El pasado 20 de agosto, la selección española de fútbol femenino se consagró campeona de la Copa del Mundo disputada en Australia y Nueva Zelanda tras hacer una campaña histórica y vencer en la gran final a Inglaterra por 1-0. En medio de la exaltación y la alegría, en plena entrega de medallas, el ex presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, besó a la jugadora Jenni Hermoso en un acto que ha traído un sinfín de polémicas, debates, diversos puntos de vista y machaques continuos de un lado y otro. Semanas atrás, Rubiales fue citado a declarar ante el juez de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge en medio de una investigación que aún tiene mucha tela para cortar.
SI bien Rubiales se defendió diciendo: “Ganamos un Mundial, hay muestras de afecto. Esto no es que alguien ha llevado a una oficina a alguien a escondidas a darle un beso por la fuerza. No. Es que fue algo tan natural, a la luz de millones de ojos”, hubo una persona que salió a darle su apoyo al ex jugador de fútbol en medio de un clima sumamente complicado. El diario El Mundo tuvo acceso a unas conversaciones entre Albert Luque, exdirector deportivo de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), y una amiga cercana de Jenni Hermoso, quien oficiaba de intermediaria.
Al respecto, Albert Luque escribió: “Me parece tan injusto, tan injusto, lo que se le está haciendo a Luis (Rubiales). Me parece de tanta bajeza humana la actitud de Jenni... Tan poca empatía y humanidad”. Luego, el hombre solicitaba “un simple gesto” por parte de Jenni Hermoso para poder quitarle el “marrón más grande de su vida” a Luis Rubiales. Por último, el ex dirigente acusó a la futbolista de haberse “subido al carro” de las críticas a quien fuera la máxima autoridad del fútbol español.
En su declaración del pasado 15 de septiembre ante el juez de la Audiencia Nacional, Francisco de Jorge, Luis Rubiales comentó los pormenores de la situación que tantos problemas ha traído: “Ella me agarra de donde puede, yo la agarro también y no hay más. Dos o tres minutos después me cogieron entre todas y me tiraron para arriba, me balancearon. Y en ese momento no voy a decir que no me toquen, con perdón, el culo, las rodillas o el hombro. Hemos ganado un Mundial y es algo indescriptible la euforia y la alegría tan tremenda que hay” dijo.

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