Por David Arengas
El Estadio Monumental de Guayaquil se estremeció el pasado fin de semana. No solo por el intenso duelo entre Barcelona Sporting Club y Emelec, sino por una celebración que trascendió el marcador y se convirtió en el tema de conversación de todo el país. El gol de Álex Daniel Rangel, que selló la victoria amarilla sobre su eterno rival, desencadenó una euforia que recordó a las míticas celebraciones de Cristiano Ronaldo.
La imagen de Rangel, con los brazos extendidos y el puño cerrado apuntando al cielo, mientras sus compañeros lo rodeaban en un frenesí de alegría, se replicó en miles de pantallas y teléfonos. Una pose que, si bien no es original, adquirió un significado especial en el contexto del Clásico del Astillero. La celebración del portugués, icónica en el mundo del fútbol, fue adoptada por los jugadores y hinchas del Barcelona SC, quienes la convirtieron en un símbolo de la pasión y la entrega que caracteriza a este club.
La adopción de la celebración de Ronaldo por parte de Barcelona SC va más allá de una simple imitación. Representa una conexión entre dos generaciones de futbolistas y una muestra de cómo el fútbol trasciende fronteras y culturas. Además, refuerza la identidad del equipo y consolida su imagen como un club moderno y dinámico.
La celebración de Rangel no solo fue un momento de alegría para los hinchas del Barcelona SC, sino también un recordatorio de cómo el fútbol tiene el poder de unir a las personas y crear momentos inolvidables. Y es que, al final, más allá de las tácticas y los resultados, lo que realmente importa es la pasión y la emoción que se vive en cada partido.
04/11/2024
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