Por Roberto Alonso
La final de la Supercopa de España entre Real Madrid y Barcelona estuvo marcada por momentos de alta tensión y decisiones arbitrales que generaron un gran debate. Una de las jugadas más polémicas fue la falta cometida por Eduardo Camavinga sobre Lamine Yamal, cuando el joven jugador del Barcelona se encontraba solo frente a la portería. A pesar de tener una amarilla previa, el centrocampista francés vio la amarilla y no la roja, una decisión que ha sido muy cuestionada.
En el minuto 33 de partido, Camavinga derribó a Yamal cuando el canterano culé se escapaba solo hacia la portería de Courtois. El árbitro, Gil Manzano, dudó en mostrar la tarjeta amarilla al jugador del Real Madrid. Sin embargo, muchas voces se alzaron para señalar que la acción merecía una expulsión, ya que se trataba de una falta clara y evidente que evitó un gol cantado.
La reglamentación es clara al respecto: un jugador que vea dos amarillas en un mismo partido debe ser expulsado. Camavinga ya tenía una amonestación previa y la falta sobre Yamal parecía ser una infracción punible con una segunda amarilla. Sin embargo, el colegiado decidió mantener al francés en el terreno de juego.
La decisión del árbitro ha generado un gran debate tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales. Los aficionados del Barcelona han mostrado su indignación, argumentando que la expulsión de Camavinga habría cambiado el rumbo del partido y que su equipo podría haber obtenido un resultado más favorable.
Por su parte, los seguidores del Real Madrid defienden la decisión del árbitro, alegando que la falta no fue tan grave como para merecer una expulsión. Sin embargo, las imágenes televisivas parecen dejar pocas dudas sobre la naturaleza de la infracción.
¿Por qué el árbitro no expulsó a Camavinga? Existen varias posibles explicaciones:
Independientemente de las razones que llevaron a Gil Manzano a tomar esta decisión, lo cierto es que se ha creado un precedente peligroso. Si los árbitros empiezan a perdonar faltas como esta, se corre el riesgo de que se pierda la igualdad de condiciones en el juego y que los equipos más poderosos se vean beneficiados.
La decisión de no expulsar a Camavinga ha generado una gran polémica y ha puesto de manifiesto la dificultad de arbitrar un partido de tanta intensidad como una final de la Supercopa de España. Es fundamental que los árbitros sean justos y apliquen las reglas del juego de forma rigurosa, independientemente de la presión o las consecuencias de sus decisiones.
11/02/2025
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