Por Damian Rodriguez

Hace dos años, el mundo del fútbol se enteraba a través de portales y redes sociales que Lionel Messi dejaba de ser jugador del FC Barcelona. Tras 16 años ininterrumpidos (sin contar cadetes) visitiendo los colores blaugranas debía dejar, por motivos económicos, al club que le abrió las puertas al fútbol profesional y a una carrera llena de éxitos.
El 5 de agosto de 2021 la noticia se volvía una realidad. Las decisiones tomadas por Josep María Bartomeu tuvieron sus consecuencias a futuro. La Liga y su fair play financieron no le permitieron al Barça continuar pagando salarios abismales. Estaban contra la espada y la pared. Para que Messi pudiese quedarse, se debía vender a medio club (entre ellos, grandes compañeros del argentino).
El comunicado del Barcelona fue: "A pesar de haber llegado a un acuerdo (..) que no se podrá formalizar debido a obstáculos económicos y estructurales de LaLiga española. Las dos partes lamentan profundamente que no se puedan cumplir los deseos tanto del jugador como del Club”. A partir de ahí, se comenzaron a tomar pésimas decisiones pero que eran para enderezar el rumbo de la entidad.
Desde los futbolístico hasta el marketing y publicidad. Las ventas de entradas cayeron por montones, lo mismo para las camisetas. Mucha gente iba al Camp Nou a ver a Messi. La falta de gol se notó y mucho. Han pasado muchos atacantes para poder llegar a los goles que convertía el 10 de la Selección Argentina pero ninguno fue suficiente.

13/05/2025

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