Por Roberto Alonso
La UEFA Champions League, la competición más prestigiosa a nivel de clubes en Europa, ha estrenado un nuevo formato en la temporada 2024/25. Este cambio ha generado diversas opiniones entre aficionados y expertos, especialmente en lo que respecta al sistema de clasificación.
Una de las principales novedades es la reducción del número de partidos en la fase de grupos, que ahora se denomina "fase liga". Los equipos ya no se enfrentan dos veces contra cada rival de su grupo, sino que juegan contra ocho equipos diferentes, lo que implica menos partidos en total.
Si bien este cambio ha sido bienvenido por algunos, que lo ven como una forma de hacer la competición más dinámica y emocionante, también ha generado críticas. Algunos argumentan que este nuevo formato podría permitir que equipos se clasifiquen con menos méritos deportivos, ganando menos partidos que en el formato anterior.
Un ejemplo que ha alimentado estas críticas es el del Manchester City en la presente edición de la Champions League. El equipo inglés ha logrado su clasificación para la siguiente ronda con un balance de victorias bastante discreto, ganando solo a rivales considerados, a priori, inferiores.
El City ha sumado sus tres victorias frente al Sparta de Praga, el Brujas y el Slovan de Bratislava, equipos que no figuran entre los favoritos para ganar el torneo. Esta situación ha llevado a algunos a cuestionar si el nuevo formato está permitiendo que equipos con un rendimiento menos brillante avancen en la competición, en detrimento de otros que quizás hayan cosechado más victorias pero que no han tenido la misma suerte en los cruces.
La polémica sobre el nuevo formato de la Champions League plantea una pregunta interesante: ¿qué se valora más, la regularidad a lo largo de la fase de grupos o la capacidad de ganar partidos clave contra rivales directos?
Con el formato anterior, los equipos debían demostrar su consistencia en todos los partidos para asegurar su clasificación. El nuevo formato, en cambio, podría dar más importancia a la capacidad de los equipos para vencer a los rivales más difíciles, aunque no sean tan regulares en el resto de los encuentros.
La realidad es que el nuevo formato de la Champions League aún es joven y está en fase de adaptación. Será necesario analizar en detalle los resultados de varias temporadas para determinar si este cambio ha afectado realmente al nivel de competitividad del torneo y si está permitiendo que equipos con menos méritos deportivos se clasifiquen para las rondas finales.
Mientras tanto, el debate sobre si el nuevo formato premia más la suerte que la regularidad seguirá abierto. Los aficionados y los expertos tendrán diferentes opiniones al respecto, y solo el tiempo dirá si este cambio ha sido positivo o negativo para la competición.
El nuevo formato de la Champions League ha generado un debate interesante sobre el sistema de clasificación y los criterios que se deben valorar para determinar qué equipos merecen avanzar en la competición. El caso del Manchester City es un ejemplo que ha alimentado las críticas hacia este cambio, pero es importante analizar los resultados de varias temporadas antes de sacar conclusiones definitivas.
08/02/2025
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