Por Ramiro Diaz
El mundo del fútbol despide a una figura tan polémica como irrepetible. Hugo Orlando Gatti, exarquero de Boca Juniors y la Selección Argentina, falleció este domingo a los 80 años tras una internación en Madrid. Su legado deportivo es innegable, pero también lo es su personalidad explosiva, su lengua filosa y su costumbre de decir lo que muchos no se animaban. Gatti no solo fue un ícono del arco, sino también un personaje de los medios que nunca dejó indiferente a nadie.
Su estilo dentro de la cancha era tan atrevido como fuera de ella. Fue uno de los primeros arqueros-jugadores, saliendo del área con el balón en los pies y confiando más en su intuición que en los manuales. Fuera del campo, siguió siendo provocador, ya como comentarista en la televisión española, donde se convirtió en una voz habitual del programa "El Chiringuito". Allí, entre bromas, discusiones y frases polémicas, dejó una huella tan profunda como en los estadios.
Una de sus declaraciones más recordadas fue, sin dudas, cuando comparó a Lionel Messi con Cristiano Ronaldo… y eligió al portugués por encima del rosarino. "De los últimos tiempos, Cristiano fue más importante que Messi. Jugó en clubes más importantes, fue más goleador, siempre se la juega (...) Cristiano fue más que Messi y en la actualidad también, está mejor", dijo sin titubeos. Y remató con una frase que encendió a todos los fanáticos: "CR7 está jugando en un fútbol que no es tanto, pero es otra velocidad, y Messi está jugando en un country".
La declaración causó revuelo, especialmente por tratarse de un argentino hablando de Messi. Muchos lo criticaron, otros lo entendieron como parte de su esencia: la de un hombre que nunca buscó agradar, sino decir lo que pensaba, cueste lo que cueste. Gatti siempre fue así, sin caretas. Para algunos un personaje, para otros un loco lindo; pero para todos, una voz que jamás pasó desapercibida.
Su muerte deja un vacío en el fútbol y en los debates televisivos. Gatti fue uno de los últimos en sostener el fútbol con el corazón, con pasiones desmedidas, con opiniones fuertes. Su visión del juego, aunque muchas veces criticada, abría puertas a discusiones interesantes y descontracturadas. Representaba esa parte visceral del deporte, donde lo emocional se mezcla con lo racional.
Más allá de sus preferencias entre Messi y Cristiano, lo cierto es que Gatti amó el fútbol profundamente. Jugó más de 700 partidos oficiales, levantó títulos, defendió arcos legendarios y regaló momentos que quedaron en la historia. Con su partida, se va un estilo, una voz distinta, una manera única de vivir el fútbol.
Un tiempo después de decirla, esa comparación sigue generando debates. Gatti eligió su verdad sin importar el qué dirán, y con su partida, el fútbol pierde a un provocador que nunca se escondió detrás de lo políticamente correcto.
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